El huracán deshace el abrazo durante el furioso tránsito
por la llanura fragmentada.
Caen los brazos, las espigas y los párpados eclipsados
por la noche incrédula.
El remolino de la cabellera sedosa
se desintegra en el espacio
al ritmo veloz del columpio
de la lejana infancia.
Se convierte el cuerpo en cenizas,
navega en un cofre
río abajo.
-obra de Mirna Alonso: docente y pintora argentina contemporánea.
Me gustan : tus noches incrédulas y los remolinos de esa cabellera sedosa
ResponderEliminarLo de Mirna¡ También genial!
Besos
André
Eres muy generoso...ANDRÉS.
EliminarUn abrazo
...me he sentido en mi columpio de niña navegando por un impetuoso río de montaña.
ResponderEliminarTransportas. Elevas...
Cariños
Una extraordinaria sensación!...
EliminarGracias.
Cariños
En el camino abrupto también encontramos ese columpio meciendo nuestra infancia.
ResponderEliminarProsa para filosofar, metáforas redondas. Bello el todo!!!
Abrazos
SÍ ...LA INFANCIA... ese teritorio inexcusable.
ResponderEliminarUN fuerte abrazo
Huracán que asumo en una metáfora, por los hombres embozados, asesinando la vida, apartándola del beso, del abrazo, del amor, y lanzándola a los ríos madre, como una advertencia. Los huracanes, además de los físicos, como el Matthew, que asólo las costas de la península Guajira en mi país, o los interiores que van río bajo, también pueden ser humanos, para generar una violencia que acalle y amordace. Cuánto permiten fabular tus versos, Elsa. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMucho agradezco tu comentario, Carlos.
ResponderEliminarCariños, en horas difíciles para tu amado país.
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